Ver a la muerte trabajando
**Suena “Cornerstone” de los Arctic Monkeys**
Un hombre se enamora perdidamente de una mujer. Ella muere joven y en trágicas circunstancias. A partir de este hecho, el tipo se deprime y empieza a transitar el mundo de forma taciturna. Un día, inesperadamente, él cree volver a verla. Una mujer que luce exactamente como su difunta amada le clava la mirada. Su imagen lo deja pasmado, casi sin poder reaccionar. Así nace un nuevo enamoramiento; una obsesión en base a la imagen. Un fantasma que camina y oculta más de un secreto.
Esto podría ser perfectamente la sinopsis de Vertigo (1958) de Alfred Hitchcock, esa pieza icónica del thriller psicológico hollywoodense protagonizada por Jimmy Stewart y Kim Novak. Ocurre que en este caso estoy hablando de Más allá del olvido (1956) de Hugo del Carril, película clave dentro de la historia del cine argentino que se ubica como uno de los últimos estertores de nuestro período clásico de estudios —ya hablaremos alguna vez sobre esta prolífica etapa en que fuimos potencia fílmica—, pocos años antes de la renovación que significó la generación del ‘60.
Las similitudes con la película de Hitchcock son particularmente llamativas ya que ambos protagonistas deben atravesar el mismo duelo y la misma obsesión insana al volver a enfrentarse con aquel objeto de deseo que creían ya inalcanzable. Y es que hay que decir que ambas películas encarnan y ponen en escena esa fijación necrófila constitutiva del propio cine: el enamoramiento con una imagen fugaz y transitoria.
En esta línea, el multifacético Jean Cocteau aseguraba que “el cine filma a la muerte trabajando”. Que cada vez que, como espectadores, nos enamoramos de un actor o de una actriz al ver una película nos estamos enamorando de una imagen de la muerte, de algo que ya no existe, de un estadio efímero de esa persona pero no de la persona en sí. Por eso, resulta natural que algunas de las películas más trascendentes de la historia del cine tengan a esta necrofilia simbólica como texto o subtexto.
Tanto en el caso de Del Carril como en el de Hitchcock, la temática está abordada de una forma absolutamente visceral, pero mientras Hitchcock se valió de una paleta de colores estridente para transmitir esa angustia y esa confusión, el argentino lo hizo a través de un expresionismo profundo donde el juego se daba entre la luz y las sombras.
Y bueno, a esta altura hay que decirlo, puede que el título de esta publicación haya sido un tanto clickbaitero, ya que ambas películas en realidad están basadas en distintas novelas que comparten un argumento similar, y aunque la del querido Hugo se haya estrenado dos años antes, es poco probable que el inglés la haya visto. Lo que sí, resulta una actividad absolutamente recomendable ver ambas en plan doble función, y si se quedan con ganas le pueden sumar Obsession (1976) de Brian De Palma, una suerte de versión setentosa de Vertigo con un giro narrativo todavía un poquito más perverso.
Desempolvar estos saberes ocultos suele requerir de algún que otro viaje a través de los registros akáshikos culturales donde yace nuestro inconsciente colectivo: horas y horas de sumergirse en un mar de conciencia para que después quien oficie de chamán —o sea, internet— te pase una suntuosa factura. Por eso, para seguir trayéndote los secretos mejor guardados de nuestra cultura interplanetaria necesitamos de tus aportes. Podés girarnos unos morlacos en somosmate.ar y colaborar para continuar nuestro viaje a lo largo y ancho del cosmos cultural 🪐
Mucho más que “el tipo que canta la Marcha”
Y sí, cayeron: todo esto fue una excusa para hablar sobre Hugo del Carril, en mi opinión el director fundamental (léase “mi favorito”) de nuestro período clásico. Una persona que nos regaló un buen número de películas magistrales pero que suelen ser mucho menos recordadas que “Los muchachos peronistas”, canción devenida himno y emblema para la que puso su voz “por pedido expreso del General, pero también por convicción”.
Sus orígenes en el mundo del cine fueron como actor. Protagonizó algunas de las películas más emblemáticas de esta etapa, como Los muchachos de antes no usaban gomina (1937) de Manuel Romero, El astro del tango (1940) y la icónica La vida de Carlos Gardel (1939), película que lo consagraría al encarnar al propio Gardel gracias a su carisma, su porte y sus habilidades para el canto que recordaban a los del (entonces recientemente fallecido) ídolo tanguero.
La cosa es que para fines de esa misma década, las películas de tango que habían ayudado a exportar el cine nacional por toda latinoamérica también habían pasado de moda entre los productores locales. En este contexto, Del Carril tenía entre sus manos su primer guión propio que tenía una estructura clásica de película de tango, con números musicales preponderantes intercalados en una trama policial. Todos los directores a los que Del Carril se acercó rechazaron el proyecto, por lo que se vio obligado a dirigir su primera película, Historia del 900 (1949). Por este hecho fortuito estaremos eternamente agradecidos.
Y bueno, para que esto no resulte tan abrumador voy a abandonar un poco la biografía cronológica para recomendarles esas películas de su filmografía que me pueden, por ejemplo:
- Las aguas bajan turbias (1952): Un retrato de la explotación de los mensúes en los yerbatales del Alto Paraná que refleja muy claramente las opiniones políticas del autor. En su universo, la única solución posible ante la explotación laboral es la organización obrera. La película está basada en la novela El río oscuro (1943), escrita por el militante comunista Alfredo Varela. Este hecho tal vez haya sido la causa de una profundización en la mala relación que sostenía Del Carril con Raúl Apold—Subsecretario de Prensa y Difusión de Perón durante sus primeras dos presidencias— quien se empecinó en prohibir el estreno local de la película. También hay que decir que Varela, autor de la novela, se encontraba preso por su filiación comunista y fue liberado por intervención de Del Carril, luego de varias visitas durante el período de adaptación del guión.
- La Quintrala, doña Catalina de los Ríos y Lisperguer (1955): Ambientado en el Chile del S. XVII, este melodrama de tintes expresionistas y un tanto góticos narra la vida y las perversiones de una dama aristocrática que tiene una predilección por la sangre y una necesidad profunda de seducir al cura del pueblo como gesto último de subversión. Muy rico todo.
- Más allá del olvido (1956): Qué racha de lujo que metió Huguito, ¿no? Todas las razones para ver esta maravilla fueron expuestas anteriormente. Perdón por ser tan pesado.
- Amorina (1961): Un melodrama precioso protagonizado por la gran Tita Merello y, nuevamente, el propio Del Carril. Una de esas películas desesperantes donde uno empatiza con los sentimientos turbulentos de la protagonista al punto de la incomodidad. Simbolismos freudianos, lágrimas y frustración. Más no se puede pedir.
- Yo maté a Facundo (1975): En su última película como director, Del Carril elige narrar desde la figura maldita de Santos Pérez -acá encarnado por Federico Luppi-, el asesino del caudillo Facundo Quiroga. Con aires de western extrañado, la película ensaya la operación inversa a lo propuesto por Sarmiento en su Facundo: narra los mismos hechos -tragedia de Barranca Yaco inclusive- pero elige trasladar el sentido de la otredad del caudillo a su asesino como toma de postura política. Una gran forma de cerrar una filmografía notable, en diálogo de igual a igual con uno de los textos fundacionales de nuestra historia.
Artista invitadx
Y ya que en este newsletter solemos abordar cuestiones referidas a nuestro querido cine nacional, ya sea de carácter más o menos industrial, me parece importante visibilizar todo lo ocurrido durante los últimos días alrededor de la gestión del INCAA a cargo de Luis Puenzo, ya depuesto de su rol como presidente del organismo.
Para hacerlo, convocamos al realizador Valentín Javier Diment —director de muy recomendables ficciones y documentales, como El eslabón podrido (2015) o La Feliz: Continuidades de la violencia (2019), entre muchas otras—, que se transformó en uno de los referentes del reclamo:
“Una lectura general y unas particularidades respecto de esta gestión del INCAA:
El sociólogo Aníbal Quijano en un texto llamado Colonialidad y modernidad/racionalidad, define que el colonialismo latinoamericano, al independizarse las naciones, da paso al imperialismo, es decir "una asociación de intereses sociales entre grupos dominantes (clases sociales y/o etnias) de países desigualmente colocados en una articulación de poder, más que una imposición desde el exterior". Y se alimenta de una colonización del imaginario de los dominados. Eso se logró a través de la represión (sobre modos de conocer o directamente sobre los recursos e instrumentos para el conocimiento), y luego por "la imposición del uso de los propios patrones de expresión de los dominantes". Primero mitificaron su propia cultura ante los dominados, luego enseñando de modo parcial y selectivo, para cooptar algunos dominados en algunas instancias del poder de los dominadores. Es decir: a través de la seducción, cooptaron voluntades selectas, y las alcahuetizaron así para que les jueguen a su favor. Es decir, para que colaboren con la imposición de esa mirada mitificada esencial para que siga extendiéndose de modo potenciado el control primero colonial, luego imperial, en estos tiempos global.
Este es el preciso modo en que está operando la dirección del INCAA actual. Está operando de modo tal que sean solo aquellos que están dispuestos, pueden y quieren extender el tipo de imposición cultural que responde a los intereses de los dominadores, es decir, afianzando una cultura básicamente de mercado. Por eso la importancia de que las productoras medianas y pequeñas no filmen: porque generan códigos y lecturas que se escapan a las lógicas del mercado. Por eso el estímulo a la interacción con plataformas: porque si se sigue produciendo para salas hay que pensar en cómo hacer para que el público rompa su automatismo de espectador y encuentre un cambio de punto de vista, se des serialice (en el doble sentido de la idea). Y por eso, también, están apostando a las series y miniseries por sobre la pequeña y mediana producción: porque al margen del lenguaje, ese tipo de formatos son idóneos para los actuales mandantes del mercado dominante.
Las discusiones de si el Estado tiene o no que financiar cultura, si es importante que exista una cultura nacional o con la que nos viene de afuera es mejor, porque vende entradas o suscripciones, es decir que está bendecida por el dinero, son discusiones políticas. Los conceptos más liberales sostienen que el Estado no tiene por qué financiar cultura. Lo dicen más ofensivamente (no queremos pagar por películas que nadie mira), pero lo que están diciendo es lo otro: no queremos cultura nacional, nos alcanza con unos pequeños toques idiosincráticos (un mate, un Torino, un Francella), dando un toque de color al esquema promovido y aceptado por el mercado.
Esto, cuando ganan los liberales (por caso, la asociación entre el llamado macrismo con los radicales), es la lógica, y hacia allá apuntan. El problema grave empieza cuando un gobierno que teóricamente se propuso como estatista, como proteccionista, como nacional y popular, se pone a jugar para el mismo lado. Eso, tan parecido a la traición, es lo que está pasando ahora. Puenzo, como director del INCAA, está jugando directamente para una concepción liberal, antinacional, acorde a conceptos definibles como de colonialismo cultural, globalizadora, destructiva de la mediana y pequeña producción. Está jugando para el enemigo de las ideas vertidas por el Presidente de la Nación, la Vicepresidenta, y el Ministro de Cultura. Está desarrollando una estrategia concreta y consciente en favor del mercado, en contra de la nación argentina y su cultura.
Voy a enumerar a continuación una serie de decisiones y movimientos que confirman esta idea:
- En primer lugar, ni el INCAA ni el Ministerio de Cultura ni el Poder Ejecutivo, traccionan con la fuerza necesaria para poner en agenda del Congreso la necesidad de cambiar la fecha límite del fondo de fomento, aún contando con un proyecto de ley desde hace un par de años. De seguir así, vencería en diciembre de este año, y el INCAA perdería su tan preciada autarquía.
- No se aprovechó en lo más mínimo el momento extremo que implicó la pandemia y la cuarentena, para generar decretos por los cuales se exigiera a canales y plataformas la necesidad de pasar material cinematográfico nacional, con el consiguiente cobro de regalías para buena parte de sus participantes. Tampoco se aprovechó para pelear por la inclusión impositiva de las plataformas y los "cuádruple plays", y que parte de ese impuesto vaya, como correspondería, a las arcas del INCAA. En una situación tan extrema que podía permitir la emergencia de la creatividad política, pudimos ver una ausencia inexplicable del Estado en lo que a cine y artes audiovisuales refiere.
- Terminada la pandemia, no hay aplicación ni control de cuota de pantallas, ni protección alguna respecto de las conductas oligopólicas de las distribuidoras multinacionales.
- Como cuando quiere imponerse un producto y para ello se saca de mercado la posible competencia, el INCAA dificulta de modo extremo la producción cinematográfica de pequeños y medianos productores, y abre la puerta con honores a las plataformas, por lo que a la hora de querer filmar.
- En los dos años y pico que lleva en el poder, Puenzo no presentó en ningún momento, como había prometido, un proyecto para nueva ley del cine, y seguimos en un régimen absurdo de modificatorias desordenadas y contradictorias entre sí respecto de la ley de 1994. Y mucho, muchísimo menos, convocó a las asociaciones para oír y discutir sus aportes al respecto. Al principio parecía que lo haría, pero en cuanto empezó a confrontar con voces que no se condecían con sus órdenes, directamente erradicó esa posibilidad.
- Se llenó la boca diciendo lo maravillosa que quedó la obra del Gaumont, iniciada por el gobierno macrista. Cuando uno va encuentra que hay problemas de todo tipo, algunos tan básicos como que no puede ponerse el volumen al nivel necesario, porque se escucha desde las otras salas.
- Renunciaron al INCAA aquellos que podían ponerse en favor de la producción, entre otros motivos por entender que era imposible que bajo esa conducción pueda fructificar el cine nacional.
- Conflictos con Rafma (el apoyo a festivales medianos y pequeños), continuidad con la gestión macrista en el festival de Mar del Plata (que pasó a estar dirigido por quien era vicepresidente del INCAA aquella vez en que Avelluto decidió que los que reciban premios no hablen, que si bien no lo inhabilita como persona ni funcionario, da una clara señal por parte de Puenzo de su idea general continuista y autoritaria de la gestión).
- Descontento generalizado de los trabajadores del INCAA, y por estudiantes y trabajadores de la ENERC, por destratos, reacciones y despidos arbitrarios.
- Negativa a dar debate sobre políticas de género, negativa a tratar el tema de la creación de una Cinemateca Nacional, con lo que conlleva en términos de necesidades y posibilidades de archivística, conservación y restauración de nuestro patrimonio histórico cinematográfico.
- Falta de respuesta en lo que hace a encontrar puertas para la visibilización de nuestros documentales
- La voluntad de producir poco y vendible en vez de abrir a la producción con mayor riesgo estético.
- La negativa a convocar a concursos de óperas primas, segundas películas y largometrajes de directores con más de dos películas en su haber. Las pocas convocatorias que plantearon (como la de desastrosa convocatoria a desarrollo de proyectos, con sumas irrisorias, sobre todo ante la situación de haber postergado el pago casi un año desde cuando se había anunciado que se daría).
- Los torpes intentos de corregir la ley con modificatorias que tienden a dificultar (en algunos casos directamente a impedir) los rodajes de pequeñas y medianas productoras, como por ejemplo: aquella modificatoria que intentaba que cualquier cambio que se haga en cualquier integrante del equipo técnico tenga que volver el proyecto al comité, burrada que por lo menos fue prontamente corregida.
- La decisión de no permitir el trabajo del Consejo Asesor, evadiendo así la responsabilidad sobre la necesidad de confrontar con dicha herramienta de cogobierno cuestiones claves como el presupuesto.
- La tendencia permanente a dificultar el armado de comités, aún cuando estén previamente designados, atrasando así tremendamente el flujo de proyectos que se presentan para buscar el interés del INCAA, que además de implicar la financiación, es un requisito casi indispensable para salir a buscar fondos y coproducciones internacionales.”
Luego de largas jornadas de lucha y una feroz represión policial, Puenzo fue sustituido transitoriamente por Nicolás Batlle, a la espera de una designación que llegue para dar respuesta a todos estos reclamos aún vigentes. Lo que queda claro es que este primer paso hacia una gestión más justa se dio gracias a las movilizaciones, y que tenemos que estar atentos para seguir luchando por la cultura que merecemos.
Agenda
12/4 al 8/5: I Anual de Arte Gráfica Contemporánea
@ Museo Marítimo (199-299 Yaganes, Ushuaia, Tierra del Fuego). Entrada: Gratuita.15/4 - 10hs: Taller de Formación «Futuros antiguos. Creaciones indígenas del Gran Chaco»
@ Biblioteca Provincial Dr. Victorino de la Plaza (Av Belgrano 1002, Salta).16/4 - 21hs: Pia Lacelli, Poly Pole, Índigo, Ire Paz, Tomas Stillianos, Demattei, Nobleza Laucha y Proyecto Siri.
@ Club Cultural 2912 (Andrés Ferreyra 2912, Caseros, PBA). Entrada: A colaboración, sugerido $500.16/4 - 17hs: Presentación del poemario Tres platos vacíos de Julieta Cejas Martínez, a cargo de Jorgelina Soulet.
@ Tano Cabrón (Jean Jaures 715, CABA). Entrada: Gratuita.16/4 - 19.30hs: Proyecto “Músicas del NOA”, con la participación de las cantantes Nora Benaglia (Jujuy), Itatí Álvarez (Catamarca) y Victoria Cataldi (Salta).
@ Plaza La Alameda (K4702 San Fernando del Valle de Catamarca). Entrada: Gratuita.16/4 - 17hs: Noche Dorada Espacial - Las Sombras, Carolina Durante, Las Ligas Menores y Bestia Bebé.
@ Complejo Art Media (Corrientes 6271, CABA). Entrada: Desde $2200.
17/4 - 19hs: Encuentro performático «Otras narrativas posibles (performance y coso)»
@ La Vieja Usina (Gregoria Matorras de San Martín 861, Paraná, Entre Ríos). Entrada: Gratuita.20 al 22/4: EMA 4 - Encuentro Nacional de Mujeres Arquitectas
@ Nave Cultural (Av. España 2102, Mendoza). Entrada: Gratuita, con inscripción previa.
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Santiago 👽
Santiago Martínez Cartier nació en Buenos Aires en 1992. Se define como escritor de ciencia ficción. Lleva seis novelas publicadas desde el 2014 hasta la actualidad. Colaboró como redactor en diversos sitios especializados en cine y literatura, como Hacerse la crítica, House Cinema y El Teatro de las Voces Imaginarias, entre otros. Produjo el audiolibro El quinto peronismo en formato radioteatro, adaptación de su novela homónima. Organizó eventos culturales y programó y presentó ciclos de cine. Supo tocar la batería y componer junto a las bandas Efecto Amalia y Gente conversando. Actualmente forma parte de la banda de Ire Paz. Palermo Dead (2021), una sucesión de relatos de terror que transcurren en un edificio maldito construido sobre el Cementerio de la Chacarita, es su último libro.