Como si Héctor Magnetto tuviese una nieta guerrillera
William Randolph Hearst, su heredera Patty y sus derivas pop
“Yo hago las noticias”
Vemos una reja que dice “No pasar”, pero la cámara pasa igual. Poco a poco nos vamos acercando a una mansión de corte gótico, cuyos alrededores parecen haber quedado a merced de la desidia. Finalmente llegamos al interior. Vemos a un hombre recostado en su cama; un hombre que todo lo tiene preso de una inmensa soledad. En sus manos sostiene un globo de nieve. En un último suspiro de vida, sus labios susurran una palabra que nadie más escucha. La palabra es “Rosebud”. Su cuerpo finalmente se da por vencido. El globo de nieve cae y estalla contra el suelo. El hombre ha muerto.
Aunque no se hayan enfrentado a Citizen Kane (1941) de Orson Welles, es probable que esta secuencia esté grabada en sus mentes por incontables parodias que van desde los cómics de Batman hasta los Simpson y Snoopy, pasando por películas de François Truffaut y Todd Haynes, entre muchas otras. La película de Welles se volvió una referencia pop tan ineludible como polémica y misteriosa, ya que tanto la autoría de la obra como el significado de la palabra “Rosebud” son cosas que están en discusión hasta hoy, pero de eso vamos a hablar más adelante.
La cosa es que el personaje central de la película, un tal Charles Foster Kane, magnate de los medios todopoderoso cuya ambición desmedida lo arrastra hacia el más profundo e involuntario ostracismo, no es una figura que haya salido de la nada. Welles se inspiró un poco mucho en William Randolph Hearst, periodista, empresario, político y, por sobre todas las cosas, el gran magnate de la prensa y los medios de la historia estadounidense.
Antes de seguir con este personajazo que es William Randolph, permítanme esta pequeña digresión: decir que “Welles se inspiró” en Hearst para construir a su Kane puede resultar poco acertado para algunos. Hasta el día de la fecha sigue resonando una polémica alrededor de cuánta influencia real tuvo Welles sobre el guión de Herman J. Mankiewicz, polémica que con todo gusto el querido David Fincher reavivó con el estreno de Mank (2020), película que a su vez se inspiró en un ensayo de la queridísima crítica de cine Pauline Kael, cuya publicación culminó en un intenso intercambio con el director Peter Bogdanovich, que en realidad se supone que era el propio Welles que respondía usando el nombre de su amigo Peter, etc. Si me preguntan a mí, más allá de cualquier disertación sobre la teoría de autor, en este caso la puesta en escena de Welles predomina sobre cualquier guión, pero leer el ida y vuelta entre estas dos figuras fundamentales de la historia del cine es una delicia absoluta.
Bueno, perdón, sigamos: por lo pronto, meterse con William Randolph Hearst no era moco de pavo. El tipo fundó y consolidó uno de los más grandes imperios mediáticos de la historia. Como quien no quiere la cosa, llegó a ser dueño (y a controlar la línea editorial) de 28 medios de circulación nacional a la vez. Parece que a Hearst esto le sabía a poco y decidió diversificar, por lo que también adquirió editoriales, emisoras de radio y revistas varias, entre las que estaba la Cosmopolitan.
Y a ver si les suena este mecanismo: Hearst es famoso por haber estandarizado la utilización de sus propios medios para moldear la realidad a su gusto y así favorecer a sus fines políticos y empresariales, que si manejás la línea editorial de más de 30 medios a lo largo y ancho de todo el país la verdad que no es ninguna boludés. Tal es así que este muchacho no sólo acuñó la frase “yo hago las noticias” —en referencia a su grado de manipulación mediática inimputable—, sino que el término “prensa amarilla” también es parte de su legado, en alusión a la tira cómica The Yellow Kid que aparecía en su periódico el New York Journal.
Como ejemplo máximo de su grado de incidencia en los asuntos de Estado, Hearst fue uno de los principales impulsores de la guerra hispano-estadounidense, conflicto que se desencadenó en 1898 tras la intervención yanqui en la guerra de independencia cubana. Además, durante los albores de la Revolución Mexicana, Hearst hizo todo lo posible por mantener en su lugar al dictador Porfirio Díaz, y luego a su sucesor Victoriano Huerta. Sus razones, lejos de ser patrióticas o subjetivamente altruistas, eran meramente personales y comerciales: el magnate era dueño de una inmensa cantidad de tierras en territorio mexicano y una revolución semejante podía ser muy perjudicial para sus futuros negocios.
Por otro lado, durante el apogeo del Hollywood clásico —del ‘30 al ‘50 aprox—, Hearst no se quiso quedar afuera de la movida. El tipo se había enamorado de la reconocida actriz Marion Davies y juntos organizaban fiestas y ágapes recurrentes en su exagerada mansión. Sus invitados eran las estrellas de Hollywood del momento, que no se podían resistir a los agasajos de esta excéntrica pareja. Se dice por ahí que uno de los habitués, siempre un poco reticente, era Herman Mankiewicz, el guionista de Citizen Kane.
Esta vida de pretensiones y lujos llevó a Hearst a protagonizar un gran escándalo mediático que sus propios periódicos se encargaron de tapar. Misteriosamente, el productor Thomas H. Ince —conocido como “el padre del western''— apareció muerto en su yate privado. A pesar de que la causa de muerte oficial fue un fallo cardiorespiratorio, mucho se ha especulado con que el responsable fue el propio Hearst. Se dice por ahí que en el mismo barco, en una de estas juntadas con estrellas de la pantalla plateada, se encontraba el mismísimo Charlie Chaplin. También se dice que, por ese entonces, Chaplin mantenía un affair secreto con Marion Davies, pareja de Hearst. Presumiblemente, el magnate se enteró del asunto durante este encuentro, sacó un revólver y disparó contra Chaplin, pero tan buen tirador parece que no era y en el camino la bala dio con Ince antes de llegar a destino. Nunca sabremos si esto fue así, algo por el estilo nos cuenta el querido Kenneth Anger en su Hollywood Babilonia, que está lejos de ser un material confiable pero sí que es entretenido.
Para concluir con este personaje, sólo queda decir que la línea conservadora y eventualmente macartista que Hearst eligió sostener en todas sus publicaciones puede que haya inspirado a una de sus herederas a tomar el camino diametralmente opuesto.
Ah, y casi me olvido de contarles este dato de color: se rumorea que “Rosebud” era el apodo cariñoso con que Hearst se refería a la genitalia de su querida Marion, pero vaya uno a saber.
Si estás leyendo esto, ya tenés una nueva pila de datos curiosos (algunos más inverosímiles que otros, hay que decirlo) para compartir con tus gentes durante este fin de semana largo. Si bancás este variopinto mejunje de extrañas historias y recomendaciones culturales y cada uno de nuestros nobles y enaltecidos formatos y querés que Mate expanda sus horizontes cósmicos hacia nuevas posibilidades, pasá por somosmate.ar y giranos unos morlacos para que sigamos avanzando hacia el infinito y más allá 🪐
California Dreaming
Años y realidades más tarde llegamos a los convulsos años ‘70 en el estado de California que, como ya hemos hablado en otra ocasión, fueron un caldo de cultivo bastante particular; un clima de época que propiciaba el surgimiento de nuevas agrupaciones políticas y espirituales en busca de darle sentido a un mundo cada vez más caótico. El país oscilaba entre dos polos antagónicos: uno representado por el hippismo esotérico, los grupos políticos radicalizados como las Panteras Negras y los resabios de la influencia ya lejana de la generación beat; el otro encarnado en la figura del polémico presidente Richard Nixon y la interminable guerra en Vietnam.
De este particular contexto emergió la figura de Donald David Defreeze, un tipo que pasó varios años de su vida entre mudanzas de estado en estado y cometer delitos varios en cada lugar que pisó, incluyendo robo de autos, bancos, tiendas o cualquier establecimiento que luciera redituable reventar. Este devenir lo llevó casualmente a California, donde terminó por caer preso. De esta forma conoció fortuitamente a un grupo de voluntarios de la Universidad de Berkeley que trabajaba en la cárcel y que lo acercó por primera vez a ciertas ideas de izquierda que hicieron mella en él.
Dentro de la cárcel, Defreeze decidió formar su propia agrupación política para hacerle frente al mundo bajo el nombre de Unisight, conformada en su instancia primigenia por miembros de variada procedencia, como un ex-Pantera Negra, un abogado penal, un par de marxistas autodidactas, etc. Puede que este impulso de empoderamiento ideológico haya sido lo que lo llevó a perpetrar una exitosa fuga carcelaria.
Una vez libre, Defreeze y los suyos resolvieron que Unisight pasaría a ser el SLA (Symbionese Liberation Army) y dotaron a la organización tanto de un manifiesto como de una identidad visual. La palabra “Symbionese” es un derivado de “simbiosis”, ya que el grupo sostenía que la única revolución posible era a través de un frente de izquierda unificado que sostuviera valores feministas, anti-racistas y anti-capitalistas. Además, adoptaron a la cobra de varias cabezas como símbolo, en representación de los siete principios de Kwanzaa, una tradicional celebración de raíces africanas.
En su confusa prédica de liberación, la banda comenzó a cometer actos de guerrilla urbana con cada vez más alcance hasta llegar al asesinato de Marcus Foster, superintendente escolar de la ciudad de Oakland, que había sido tildado de “facista” por el grupo tras proponer que se incorporen tarjetas identificatorias para los alumnos en las escuelas. El SLA esperaba ganarse los favores de la comunidad con este atentado pero, por el contrario, sólo generaron una mayor desconfianza hacia los grupos extremistas de izquierda, sobre todo hacia las Panteras Negras con quienes eran comúnmente confundidos.
Al igual que lo ocurrido con los miembros de la Familia Manson, parece que en el SLA se creían más vivos de lo que realmente eran y, pocos meses después del hecho, dos de los perpetradores del crimen cayeron presos. Y acá es cuando Defreeze tiene una brillante idea: ¿y si secuestramos a esta hija de millonarios, que además tiene influencia mediática, así nos ayuda a liberar a nuestros colegas?
Por ese entonces, Patty Hearst, nieta de William Randolph, se encontraba estudiando Historia del Arte en la siempre progre Universidad de Berkeley, de donde tangencialmente Defreeze había mamado su ideología revolucionaria. Tenía sólo 19 años al momento de ser secuestrada por dos miembros de la agrupación, con el claro objetivo de negociar por la liberación de sus presos.
Luego de que las fuerzas de seguridad rechazaran un ultimátum del SLA con esta propuesta, el grupo cambió su estrategia y pidió, a modo de rescate, que la familia Hearst se hiciera cargo de un programa de distribución de alimentos para satisfacer las necesidades básicas de los californianos que así lo requirieran. La familia aceptó, pero parece que la distribución se complicó bastante y la negociación entre ambas partes se enturbió.
Para esta altura, Patty ya llevaba varios meses conviviendo con los miembros del SLA, quienes durante ese tiempo habían empezado a compartir con ella los manifiestos de la agrupación y a discutir sus ideas revolucionarias abiertamente. Parece que estos intercambios surtieron efecto y así fue como Patty Hearst se transformó en Tania, flamante miembro del comando revolucionario. Su nombre de guerra fue elegido en homenaje a Tamara “Tania” Bunke, compañera histórica de nuestro Che Guevara.
A partir de ese momento, Patty Hearst participó de forma diaria en entrenamientos de manejo de armas de fuego, explosivos y tácticas de guerrilla urbana. Su primera aparición pública, luego de meses de su secuestro, fue en la grabación de las cámaras de seguridad de un banco, fusil en mano y amenazando a los rehenes para que se comporten. Y este no fue el único atraco llevado adelante por Patty en persona. Durante los meses siguientes se la pudo ver en asaltos grupales a distintas tiendas y bancos a lo largo y ancho del estado de California.
Y todo marchaba relativamente bien para el SLA hasta que empezó a marchar relativamente mal, porque resulta que la policía local finalmente dio con la casa que el grupo utilizaba como guarida. El enfrentamiento fue inevitable y, al momento de iniciarse el tiroteo, Defreeze y varios de los miembros fundadores se encontraban todavía dentro de la casa. La mayoría fueron abatidos en el fuego cruzado, la casa comenzó a prenderse fuego y Defreeze, como último bastión, decidió quitarse la vida.
El resto de los miembros de la agrupación, incluida Patty, tuvo que resignarse a ver el tiroteo por televisión. No pudieron hacer otra cosa que limitarse a llorar mares por el destino fatal de su líder y sus compañeros. Desde ese dolor fue que urdieron un intento de venganza: construyeron dos explosivos y se los enviaron a la policía como represalia, pero una de las cargas no explotó y la otra no hirió a nadie al hacerlo. Al poco tiempo fueron arrestados gracias a que su impericia los llevó a gastar dinero marcado, perteneciente a uno de los bancos que habían atracado.
Y acá llegamos al punto donde hay dos versiones de los hechos, surgidas a partir del proceso judicial posterior a los arrestos: por un lado, se dice —o sus abogados dijeron— que Patty fue víctima de síndrome de Estocolmo, que se había enamorado de su captor Defreeze tras reiterados abusos y que su participación como miembro del SLA había sido bajo coacción; por el otro, y según más de una pericia psicológica, no había ningún indicio que comprobase que Patty Hearst había actuado contra su voluntad, sobre todo al tener en cuenta que continuó siendo una parte fundamental de la agrupación aún después de la muerte de su líder y supuesto enamorado.
Tras desestimar la versión de los abogados, Patty Hearst fue condenada a 35 años de prisión, condena que luego se redujo a 7 años, que luego el presidente Jimmy Carter redujo a 2, para por último ser indultada por el cara-de-chanta de Bill Clinton. ¿Lo que es ser heredera de magnates millonarios, no?
Para cerrar, vamos con mi parte favorita de esta historia: años más tarde y ya libre de cualquier cargo, Patty no tuvo mejor idea que reinventarse como actriz. Cuenta con más de 13 créditos de actuación entre apariciones en cine y televisión, entre las que por supuesto se destacan varias películas del queridísimo John Waters, que la adoptó como parte de su siempre ecléctica troupe.
Sin duda el ejemplo más particular y recomendable de esta etapa es Cecil B. Demented (2000) de Waters, una comedia oscura que parodia el secuestro de Patty (y con Patty como actriz de reparto) y que va sobre un grupo de cineastas guerrilleros que decide secuestrar a una actriz mainstream para obligarla a actuar en el under; si digo que es espectacular me estoy quedando corto. Ah, y como todo queda en familia, Patty también colaboró con la escritora Cordelia Frances Biddle para su libro Murder at San Simeon (1996), basado en la misteriosa muerte de Thomas Ince en el yate de su abuelo.
Las vueltas de la vida, ¿no? 💫
Agenda
12/8 - 21hs: Impalpable (Teatro)
@ Nün Teatro Bar (Juan Ramirez de Velasco 419, CABA). Entrada: $1400.13/8 - 18hs: Ciclo de cine argentino presenta Zama (2017) de Lucrecia Martel
@ El Naufragio (Salta 321, Merlo, PBA). Entrada: $300.13/8 - 23.55hs: Noche Peronista - Edición JP (Fiesta)
@ Uniclub (Guardia Vieja 3360, CABA). Entrada: $760.13/8 - 22hs: MondeFlo’s en vivo (Música)
@ Patio Terebinto (Ramón Cardozo esq. Cap. Contreras, Santiago del Estero). Entrada: Gratuita.13/8 - 19hs: El ferroviario de Gerald Potterton y Buster Keaton cabalga de nuevo de John Spotton (Cine)
@ CCK (Sarmiento 151, CABA). Entrada. Gratuita.14/8 - 19hs: Dimensión Anita + Los Buenos Tiempos (Música)
@ Casa Babylon (Bv. Las Heras 48, Córdoba). Entrada: $600.18/8 - 20hs: Julián Hernández (Música)
@ Biblioteca Popular Posadas (Córdoba 2069, Posadas, Misiones). Entrada: $900.¡Eso es todo, amigxs!
Gracias por compartir este viaje por el cosmos de nuestra cultura.
Por las dudas, vamos con un poco de data que nunca está de más aclarar:
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Santiago Martínez Cartier nació en Buenos Aires en 1992. Se define como escritor de ciencia ficción. Lleva seis novelas publicadas desde el 2014 hasta la actualidad. Colaboró como redactor en diversos sitios especializados en cine y literatura, como Hacerse la crítica, House Cinema y El Teatro de las Voces Imaginarias, entre otros. Produjo el audiolibro El quinto peronismo en formato radioteatro, adaptación de su novela homónima. Organizó eventos culturales y programó y presentó ciclos de cine. Supo tocar la batería y componer junto a las bandas Efecto Amalia y Gente conversando. Actualmente forma parte de la banda de Ire Paz. Palermo Dead (2021), una sucesión de relatos de terror que transcurren en un edificio maldito construido sobre el Cementerio de la Chacarita, es su último libro.