De lo espiritual en lo electoral #3: Los amigos del Papa
Una deriva histórica para un perfil religioso de los candidatos más cercanos a la Iglesia Católica
Sueños y utopías del siglo XX
Tras el golpe del ‘55, la sociedad argentina había quedado atravesada por una herida que de tan profunda devino grieta. El general Pedro Eugenio Aramburu se había encargado de consolidar la consigna de “desperonizar” el país que ya había empezado a prender con su predecesor, Eduardo Lonardi. Para que no quedara duda ni rastro, el 5 de marzo de 1956 se sancionó el Decreto 4161/56, aquel que ilegalizó al Partido Justicialista y prohibió tanto la utilización de sus símbolos como la mera mención de sus dos principales figuras: el General y Eva.
Como no podía ser de otra manera, el año ‘55 también marcó el comienzo del período conocido como la resistencia peronista, concepto que fue tomando diversas formas con el correr de los años. Primero fueron acciones violentas individuales e inorgánicas; un primer impulso para demostrar el descontento y la desazón frente al nuevo régimen de facto. Luego tuvo lugar aquel intento de sublevación organizado por un grupo de militares fieles a Perón, conocido como el levantamiento del general Valle, que terminó tangencialmente con los infame fusilamientos de José León Suárez, inmortalizados por Roldolfo Walsh en su Operación Masacre (1957).
En este contexto convulso, y bajo el mantra de que la organización siempre vence al tiempo, surgió una agrupación que la Historia transformaría en una suerte de mito político: Guardia de Hierro. Acusada de “derechista” por unos y de “izquierdista” por otros —como le suele suceder al peronismo en general—, esta organización nació desde el seno de la JP con el objetivo de consolidar un contexto social que permitiera propiciar el retorno del exiliado General a la Argentina. Una de sus características llamativas era su conformación un tanto heterogénea, que iba desde la ortodoxia peronista y el nacionalismo antiimperialista hasta influencias de la izquierda tradicional y el humanismo católico.
Bajo la conducción de Alejandro “el Gallego” Álvarez, la agrupación tomó una postura en contra de la lucha armada como medio de derrocar a la dictadura, cosa que se profundizó con la aparición de las FAP y Montoneros, y salió a criticar el accionar del sindicalista Augusto Timoteo Vandor, que por ese entonces andaba predicando la posibilidad de un “peronismo sin Perón” como estrategia para afianzarse en el poder.
Como parte de todo este turbulento devenir hay un par de personajes que nos competen particularmente. Por un lado, en el año ‘72 Guardia de Hierro decidió incorporar al FEN (Frente Estudiantil Nacional) liderado por Roberto “Pajarito” Grabois, un dirigente que —al igual que su hijo Juan— buscaba el apoyo de la base social peronista sin ser precisamente peronista, una forma de legitimar sus propuestas ligadas a una izquierda nacional de influencia marxista (y en particular maoísta). Por el otro, la postura anti-guerrilla de la organización los había llevado a concentrar su accionar político en la militancia en barrios populares y dentro del sindicalismo, lo que a su vez los llevó a acercar posiciones con un sacerdote jesuita que se encontraba al frente de la Universidad del Salvador, un tal Jorge Bergoglio.
De crianza católica fuertemente influida por su familia italiana, por aquel entonces Bergoglio oficiaba como referente espiritual para un grupo de jóvenes de su universidad que había decidido unirse al ala estudiantil de Guardia de Hierro. A su vez, el sacerdote venía influenciado por otra corriente ideológica, donde lo político se mezclaba con lo espiritual, que también había cobrado fuerza tras el golpe del ‘55: la teología de la liberación.
A pesar de contar con algún que otro antecedente teórico europeo y antes de que se acuñara su actual denominación, esta corriente se popularizó en nuestro país luego del derrocamiento de Perón. Durante este período, cierto sector de la Iglesia Católica empezó a buscar respuestas dentro del movimiento obrero organizado, cuya base social era eminentemente peronista. Su búsqueda se basaba en la interpretación de que el Evangelio exige la opción preferencial por los pobres, lo que llevó a sus adeptos a acercar posiciones con movimientos populares y partidos de izquierda.
Uno de los grandes ejemplos fue aquel grupo de militantes católicos liderados por Arturo Paoli, que terminó por fundar la Cooperativa Fortín Olmos en el interior de la provincia de Santa Fe. Nacido en Italia, Paoli había decidido trasladarse a la localidad santafesina para vivir en una comunidad de leñadores que trabajaba para una empresa británica. Cuando el quebracho empezó a escasear, los británicos se las tomaron. Para no dejar en banda a los suyos, Paoli se puso al hombro la organización de la cooperativa, lo que permitió que cientos de personas conservaran sus puestos de trabajo, una gesta que rememora el documental Regreso a Fortín Olmos (2008).
Por ese entonces se estaba llevando adelante el Concilio Vaticano II, casualmente convocado por el papa Juan XXIII, donde se empezaron a discutir ideas similares a las de Paoli, en este caso atravesadas por más burocracia académica y marcos teóricos europeos. En este clima de época fue que el italiano escribió uno de los textos fundamentales para esta corriente: Diálogo de la liberación (1969). Tanto este libro seminal como el accionar social de Arturo Paoli resultaron una referencia clave durante los años formativos del sacerdote Jorge Bergoglio.
Fue también por aquel entonces que el padre Jerónimo Podestá formó el grupo conocido como los “curas obreros de Avellaneda”, conformado por sacerdotes obreros franceses y argentinos, para trabajar en las fábricas del cordón industrial del conurbano bonaerense. Su objetivo era desentrañar desde adentro las problemáticas cotidianas que aquejaban a la clase trabajadora. El experimento terminó con el cura francés Francisco Huidobro como delegado sindical en una fábrica de Valentín Alsina, que fue despedido luego de su primer llamado a huelga.
Otro de los grandes hitos históricos de este devenir fue la aparición de la revista Cristianismo y revolución (1966 - 1971), fuertemente inspirada en las ideas promulgadas desde el Concilio Vaticano II y en la doctrina social de la Iglesia. La revista mantuvo vínculos estrechos con el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo y con organizaciones armadas como las FAP y una incipiente Montoneros, donde casualmente militaba una tal Patricia Bullrich Luro Pueyrredón. Para que se den una idea, esta publicación contó con la colaboración de plumas tan prestigiosas y variadas como Miguel Grinberg, Eduardo Galeano, Emilio Jáuregui y John William Cooke.
Desde el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo surgió un nuevo sub-movimiento, el de los curas villeros, en su mayoría conformado por sacerdotes que habitaban las villas y barrios obreros y cuya ideología en la mayoría de los casos era cercana al peronismo o al marxismo. Hasta la fecha, tal vez el máximo referente de esta corriente haya sido el padre Carlos Mugica, cuya militancia social y política lo llevó a ser asesinado por la Triple A en 1974, aunque dentro del peronismo hay quiénes aún aseguraban que la responsabilidad del atentado fue de Montoneros ante las continuas críticas del padre por seguir eligiendo el camino de la lucha armada, aún con Perón nuevamente en el poder.
Todo esto para decir que la Historia nunca queda tan lejos, que el impacto de la teología de la liberación es aún palpable y que algunos de los candidatos que hoy se presentan a elecciones quedaron marcados a fuego por este período histórico, aún sin haberlo transitado.
Por fortuna todavía no nos vimos obligados a dar ese salto de fe que nos lleve a empezar a creer que Jorge Rial es el líder de una entidad intergaláctica que capura almas a través de los rayos catódicos de los televisores de antaño para utilizar su energía como medio para volver a casa, del otro lado de la Vía Lactea, o algo por el estilo.
Si querés que podamos serguir manteniendo nuestros pies sobre la Tierra y que sigamos produciendo todo este vasto y enriquecedor contenido, entrá a somosmate.ar y tiranos unos morlacos para que algún día podamos garparnos un satélite que nos lleve hasta lo más profundo del cosmos 🪐
El Evangelio según…
Con el correr de los años y gracias a la distancia que el tiempo obsequia, Guardia de Hierro y todo lo que rodeaba a la organización pasó a ser una gran leyenda variable dentro la vasta e inagotable mitología peronista. Tal es así que muchas veces se suele incluir dentro de sus filas a figuras que nunca fueron parte o cuya implicancia resulta al menos dudosa.
Primero y principal, a pesar de su extrema cercanía con sus miembros —sobre todo con su referente espiritual e ideológica Amelia Podetti, a cargo de la revista Hechos e ideas— Jorge Bergoglio nunca perteneció oficialmente a la agrupación. También se ha dicho por ahí, aunque no haya ninguna fuente confiable que lo compruebe, que el fallecido juez Claudio Bonadio habría dado los primeros pasos de su vida política como militante de Guardia. Ah, y sí, por supuesto, también ha corrido el rumor de que por aquellas épocas el actual precandidato a presidente Guillermo Moreno era parte de la organización, aunque él mismo lo ha desmentido.
Considerado un prócer por algunos nostálgicos de la Década Ganada y un impresentable por otros tantos, existen versiones poco chequeables que dicen que Moreno habría comenzado a militar políticamente en el FEN, al mando de Grabois padre, poco tiempo antes de su integración a Guardia de Hierro. Lo que sí es seguro es que hacia el ocaso de la última dictadura Moreno empezó a militar en Intransigencia y Movilización, una orga justicialista un tanto heterogénea de la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires, y al poco tiempo fundó su propia unidad básica.
Ahora bien, a pesar de su histórica adhesión a las ideas y doctrinas de la Iglesia Católica, su tan difundida cercanía con el Papa fue algo que surgió durante los últimos años del gobierno kirchnerista. A los pocos días de ser nombrado como Sumo Pontífice, las calles de la ciudad aparecieron colmadas por carteles con la imagen de Bergoglio donde podía leerse “argentino y peronista”. Desde los primeros años de Néstor hasta (casi) los últimos de Cristina, la relación del otrora arzobispo de Buenos Aires con el gobierno había sido continuamente conflictiva, por lo que no cayó muy bien la noticia de que el autor de estos controversiales carteles no era otro que el entonces secretario de comercio interior, Guillermo Moreno.
Tras un estallido interno alrededor de su gestión del INDEC en el año 2013, Moreno fue “exiliado” y enviado a Roma para ejercer el cargo de agregado económico de la embajada; una excusa para sacárselo de encima con el fin de volver a encauzar el rumbo del gobierno sin ingerencia alguna del ex secretario. Allí fue donde, por intermedio de su esposa Marta Cascales, Moreno finalmente pudo entrevistarse por primera vez con el papa Francisco I. Resulta que su esposa Marta y Jorge Bergoglio se habían conocido años antes a raíz de una militancia social compartida; Marta sí había sido militante de Guardia de Hierro y también presidenta la Fundación Lo nuestro a la olla, y ella fue el nexo fundamental para facilitar este encuentro.
Sin contar aquella otra audiencia de la que también fue parte Diego Armando Maradona, parece que la relación de Moreno con el Papa no es tan estrecha como muchos piensan, sino que la cosa sería más bien unilateral. De hecho, una fuente cercana ha declarado desde el Vaticano que durante el grueso de los años de Moreno en Roma: “Los únicos momentos en los que Francisco y Moreno se encontraron fue en los ‘besamanos’. No hubo audiencias privadas”. Por más que la supuesta amistad no sea tal, esto no quita la intensidad con la que Moreno banca la parada católica; o sea, ¿quién más se va a animar a candidatear a un cura para jefe de gobierno porteño?
Por otra parte, bien distinto es el caso del precandidato Juan Grabois, a cuyo padre Bergoglio recuerda bien de sus épocas de militancia en Guardia. Se dice por ahí que el primer encuentro entre ambos tuvo lugar el 1 de julio de 2008, como parte de las recorridas que el entonces arzobispo realizaba por los asentamientos de la ciudad de Buenos Aires junto a curas villeros. Aquel día se había organizado una misa para inmigrantes indocumentados, víctimas de trabajo en condiciones de servidumbre y cartoneros, y la convocatoria estuvo fundamentalmente a cargo de dos referentes: Gustavo Vera de la Cooperativa La Alameda y Juan Grabois del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE).
“Ese fue un momento, no digo de conversión, pero sí de sensibilidad muy fuerte porque su homilía no solo cautivó, sino que transformó su lucha cotidiana en un apoyo directo a los movimientos, a los más vulnerables que el Estado no los miraba y no los abandonó más”, recuerda el sacerdote misionero Mario Videla. Y concluye: “Hoy profundiza esta lucha desde el Vaticano. La Iglesia ya los abrazaba, pero desde ese momento comenzó a trabajar más de cerca con ellos. Fue la reivindicación de derechos que les eran negados. Desde ese día Su Santidad lucha para poder afirmar esos derechos”.
Desde entonces, el Papa preside el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, que casualmente impulsa una agenda de “Tierra, techo y trabajo”, la consigna de la Triple T que Grabois enarbola como bandera de su actual campaña presidencial. Tan profunda es la cercanía entre ambos que en el año 2015 Juan Grabois fue nombrado consultor del Pontificio Consejo de Justicia y Paz y desde abril de 2021 forma parte del nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, organismo que nació a partir de la resistida reforma en la curia romana que impulsó el propio Francisco.
No está de más mencionar que durante este período el Papa también forjó lazos estrechos con otro reconocido dirigente social que hoy se encuentra jugando su propia partida dentro de la política institucional: Emilio Périsco del Movimiento Evita; una relación tan cercana que en el año 2013 el dirigente y su esposa, Patricia “la Colo” Cubría, visitaron el Vaticano para que el Sumo Pontífice bautizara a su hijo Néstor. Fue durante este encuentro que surgió la idea de fundar una nueva organización de militancia católica barrial, conocida como los Misioneros de Francisco.
El compromiso de Francisco con los movimientos sociales continúa fortaleciéndose día a día y no escatima en elogios para con sus principales referentes, a quienes considera “un verdadero ejército invisible que pelea en la más peligrosas de las trincheras” y les adjudica el mote de ser los “verdaderos poetas sociales”.
Es por todo esto que no resulta exagerado decir que, políticamente, hoy el Papa juega fichas en al menos dos precandidaturas: la presidencial de Juan Grabois y la municipal de La Matanza, donde la Colo Cubría le disputa el poder en la interna a Fernando Espinoza, actual intendente alineado con el armado kirchnerista y sobre todo con la gobernación provincial de Axel Kicillof, que lleva a Verónica Magario —una parte central del armado histórico de Espinoza— como vice. A su vez y contraintuitivamente, Pérsico y el Evita expresaron públicamente su apoyo a la candidatura de Sergio Massa el pasado domingo en el estadio de Ferro. Vieron cómo es la cosa, el mundo es muy confuso realmente.
Teniendo en cuenta la relación hostil de Francisco con Sergio Tomás y su preocupación por la situación nacional, sabemos que hoy el Vaticano se encuentra encolumnado detrás de un profético Juan XXIII.
¿Tendrá algún efecto este apadrinamiento espiritual que emana desde la Santa Sede hasta el Río de la Plata? Quién sabe. Será una cuestión de fe ✟
Agenda
11/8 - 18hs: Quiero hablar sobre Duras (2021) de Claire Simon (Cine)
@ Sala Leopoldo Lugones (Av. Corrientes 1530, CABA). Entrada: $1200.11/8 - 20hs: Lola Cobach + Juan Martín Regueira (Música)
@ Indómito Hostel (Parque Nacional Perito Moreno 31, San Carlos de Bariloche, Río Negro). Entrada: $4000.11/8 - 21hs: Rosaura a las tres (Teatro)
@ Sala José Ingenieros (Mendoza 991, 9 de Julio, PBA). Entrada: $1700.12/8 - 20hs: Cursi no muere + Para establecer un río + Efecto Amalia (Música)
@ Salón Pueyrredón (Av. Santa Fe 4560, CABA). Entrada: $2000.13/8 - 21hs: La congregación (Teatro)
@ Teatro María Castaña (Tucumán 260, Córdoba). Entrada: $2500.
¡Eso es todo, amigxs!
Gracias por compartir este viaje por el cosmos de nuestra cultura.
Por las dudas, vamos con un poco de data que nunca está de más aclarar:
Mate es un medio autogestivo que depende de tus aportes y que busca ofrecer progresivamente más formatos, más contenidos, más todo. Contamos con tu aporte, sea por única vez o una suscripción mensual, en somosmate.ar.
Mirá Mate News todos los lunes y jueves a las 20 con Ivana Szerman.
Los viernes a la misma hora nos encontramos en vivo para repasar la semana.
Además tenemos otros espectaculares newsletters, como:
Mate Mundi: El recorrido internacional de la semana y todos los memes sobre lo inepta que es la ONU de la mano de Viole Weber. Suscribite acá.
Alto ahí: El newsletter sobre abusos policiales y violencia de género de Agus Colombo. Suscribite acá.
Y si éste te gustó compartilo en tus redes.
¡Ah! Seguinos, suscribite, danos like. Estamos en Instagram, Twitter, TikTok, Twitch, YouTube y sí, también Facebook. Más instrucciones que “La Macarena”.
Te queremos. Por esto y por todo, gracias.
Santiago 👽
Santiago Martínez Cartier nació en Buenos Aires en 1992. Se define como escritor de ciencia ficción. Lleva seis novelas publicadas desde el 2014 hasta la actualidad. Forma parte de Criolla Editorial. Colaboró como redactor en diversos sitios especializados en cine y literatura, como Hacerse la crítica, House Cinema y El Teatro de las Voces Imaginarias, entre otros. Produjo el audiolibro El quinto peronismo en formato radioteatro, adaptación de su novela homónima. Organizó eventos culturales y programó y presentó ciclos de cine. Palermo Dead (2021), una sucesión de relatos de terror que transcurren en un edificio maldito construido sobre el Cementerio de la Chacarita, es su último libro.
¡Muy buena esta nota! Comparto una sugerencia para revisar porque en este párrrafo hay un anacronismo: "A su vez, el sacerdote venía influenciado por otra corriente ideológica, donde lo político se mezclaba con lo espiritual, que también había cobrado fuerza tras el golpe del ‘55: la teología de la liberación." La teología de la liberación surge en la década del 60, desde América Latina, post Concilio Vaticano II (1962-1963) y sus nuevas propuestas. Se considera como período fundacional de la TdL la publicación de las obras del teólogo presbiteriano brasileño Rubem Alves y del sacerdote católico peruano Gustavo Gutiérrez Merino, sus primeros trabajos sobre el tema son de 1968 y 1969. Perdón, soy teóloga feminista y paso muchas horas del día estudiando estas cuestiones. El resto, me pareció excelente.