Larreta Moloch: detrás del código twittero
o de las analogías bíblicas y místicas en el universo libertario
“¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia!
¡Ceniceros y dólares inalcanzables!
¡Niños gritando bajo las escaleras!
¡Muchachos sollozando en ejércitos!
¡Ancianos llorando en los parques!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch!
¡Moloch la prisión incomprensible!
¡Moloch los pasmados gobiernos!”
- Allen Ginsberg (Aullido)
“El Siniestro” Origins
La leyenda se remonta mil quinientos años antes de Cristo. Luego del exilio de Egipto, las tribus hebreas se habían asentado en Canaán, región de Asia Occidental que era parte de la “Tierra Prometida”; ese hogar incondicional que Dios había prometido a Abraham y a su descendencia. La cosa es que, como era de esperarse, tal tierra ya se encontraba ocupada por otros pobladores. Se dice que el proceso de conquista sobre los cananeos fue lento y forzoso. Pasaron varias décadas hasta que la cultura hebrea se volvió hegemónica y el hueso más duro de roer fue la fe politeísta de los locales.
Los cananeos contaban con un venerado y amplio panteón de dioses que tenía a Ēl a la cabeza, su deidad suprema, cuyo nombre significa “padre de todos los dioses”, creador de todas las cosas. Entre sus hijos se encontraba Baal, dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad, que era representado como un toro joven. Algunos de sus hermanos eran Yam, dios del caos y las tempestades, y Mot, dios de la muerte y la aridez. Sus templos y sus cultos —con sus variantes sincréticas incluidas— se habían expandido por toda la región.
Con los hebreos ya establecidos, se dice que algunas noches sombrías llegaban alaridos de dolor desde ciertos recovecos montañosos, acompañados por un humo denso y olor a carne quemada. Al asomarse a ver qué estaba ocurriendo, la imagen era de pesadilla. En lo alto se erguía una estatua de bronce gigante, con forma de toro, que dentro contenía una hoguera chispeante. A su alrededor, una congregación profería cantos hipnóticos mientras, uno a uno, una hilera de niños pequeños —que incluía bebés— eran arrojados al fuego como sacrificio al gran Moloch Baal.
Esta supuesta deidad cananea aparece en la Biblia, más precisamente en el Antiguo Testamento, en unas ocho oportunidades y la mayoría de las veces está asociada al sacrificio infantil, como en Levítico 18.21 (“Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios”) o en 2 Reyes 23.10 (“Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc”). Crónicas de un dios terrible que sólo podía ser apaciguado por la sangre de inocentes.
Ahora bien, a pesar de todo lo mencionado hasta el momento, lo más probable es que la deidad Moloch nunca haya existido como tal, sino que fue una deformación de palabras y conceptos preexistentes con el fin de demonizar al politeísmo cananeo y así justificar su persecución. Por esas épocas, “mlk” era un epíteto que se traducía como “rey” y que era asociado a muchas de las deidades de la región, como el Milcom de los amonitas o el Melkart fenicio, que suelen relacionarse (o confundirse) con la mitología de Moloch. De hecho, el historiador alemán Otto Eißfeldt determinó en un estudio que el término Moloch, en un principio, solía utilizarse como verbo y no refería a ningún dios en particular.
Por otro lado, la trascendida e icónica imagen del toro de bronce donde se realizaban los sacrificios tiene un origen bastante posterior. Entre el siglo III y el siglo II antes de Cristo tuvieron lugar las guerras púnicas entre Roma y Cartago. En ese contexto, historiadores como Plutarco escribieron sobre los sacrificios de niños que los cartagineses ofrecían a la deidad fenicia Baal-Hammon, que al igual que su versión cananea era representada como un toro: “sacrificaban a sus propios hijos y los que no tenían hijos, comprando los hijos a los pobres, los sacrificaban como a corderos o polluelos”. A partir de estas narraciones, la imagen de los sacrificios quedó cristalizada para siempre dentro de la historiografía occidental. Ah, y casi me olvidaba de un pequeño datito: a estos rituales pasó a conocerselos como molk.
Y sí, como sostienen algunas posturas, lo más probable es que, tanto en el caso de los cananeos como en el de los cartagineses, no se tratara de sacrificios humanos sino de necrópolis infantiles donde los locales iban a enterrar a sus menores de edad en los designios de Baal —recordemos, deidad asociada a la fertilidad— como forma de bregar por nuevos nacimientos, en épocas donde la mortalidad infantil era un gravísimo problema demográfico. Por lo tanto, al igual que ocurrió con “Satán”, se trató de una palabra que mutó de sustantivo común a propio para darle entidad (y así demonizar) a un enemigo por vencer.
Como no podía ser de otra manera, la figura de Moloch fue inmortalizada en diversas expresiones culturales a lo largo de los siglos. En el recientemente mencionado El paraíso perdido (1667) de John Milton, Moloch es presentado como un Rey Terrible bautizado con sacrificios de sangre humana y con las lágrimas de padres que han perdido a sus hijos. En la novela Metrópolis (1926) de Thea von Harbou —y en la posterior adaptación fílmica de su marido Fritz Lang—, Moloch es un espíritu monstruoso que se alimenta de los trabajadores para que la ciudad siga funcionando. Y, tal vez en la más icónica de todas sus referencias, o sea, en ese bellísimo y extenso poema que es Aullido (1956) de Allen Ginsberg, Moloch es la deidad maldita e impersonal que todo lo corroe hasta llevarlo a la más profunda decadencia.
Ah, ya que estamos, tampoco está de más mencionar esa rareza nacional que es La masacre de Reed College (2012) de Fernando Montes Vera, novela que juega entre un registro cuasi testimonial y el imaginario histórico del gótico, donde se dan cita diversos tipos de monstruos y Moloch es presentado como un dios lovecraftiano, tan antiguo que parece estar más allá de los asuntos humanos.
¿Y qué carajo tiene que ver todo esto con el precandidato a Presidente del PRO? Agarrense porque no tiene desperdicio.
Perdón si nos ponemos reiterativos, pero es que estamos muy emocionados porque este newsletter pronto se va a convertir en libro y extendemos la invitación a cada persona que le resuene pegarse una vuelta el viernes 28 de abril por el El Batacazo, donde vamos a presentarlo rodeados de gente amiga y talentosa. ¿Cómo es esto posible? Gracias a mucho laburo pero sobre todo gracias a la gente que, a través de sus aportes, hace que Mate pueda seguir adelante, así que si querés aportar a esta noble causa entrá a somosmate.ar y tiranos unos morlacos para que sigamos creciendo hacia el infinito y mucho más allá 🪐
Yo soy el león
“Dios es libertario.
De ser manejado por un estatista,
el universo habría desaparecido”.
- Javier Milei
Si bien su prédica es en apariencia empírica y sus argumentaciones suelen consistir en repetir “datos objetivos” —la mayoría de las veces sin el contexto pertinente—, detrás del discurso libertario se esconden múltiples referencias a, como diría Borges, “un mundo más antiguo y más firme”. Léase, a percepciones y conceptos que se alejan de cualquier empirismo y están más cerca de un sentir metafísico, cuando no religioso.
Para empezar, no estaría de más mencionar que una de sus principales creencias es en una mano invisible que todo lo ordena sin intervención alguna, omnipotente y todopoderosa, eterna e inalterable, percepción cercana al Dios incognoscible e inaccesible del esoterismo judeocristiano primigenio. De hecho, ya de por sí es discutible que el liberalismo económico exista en la práctica (y no sólo en la teoría) si tenemos en cuenta que ningún mercado puede ser realmente libre de no existir equidad de condiciones y oportunidades estructurales para todos los competidores y consumidores, etc. Sí, no sería errado aseverar que el liberalismo también es, sobre todo, una cuestión de fe.
Más allá del chascarrillo, el propio Javier Milei ha declarado en múltiples oportunidades que se considera católico y que cree fervientemente en la existencia de Dios: “Digamos, osea, yo sí creo en Dios, y desde mi punto de vista he tenido pruebas de que existe”. Lo que sí, nunca deja pasar la oportunidad de mencionar que, en su consideración, el Papa Francisco es “comunista” y “perverso”, y que no es más que una “encarnación del Maligno en la Tierra”. Ah, y sí, este mismo léxico bíblico y grandilocuente usa para referirse al Estado como institución.
En esta misma línea, aunque un poco pongo en duda de que haya sido del todo voluntario, la elección del león como símbolo y como representación a encarnar puede leerse directamente como una metáfora crística; símbolo que puede rastrearse hasta el León de Judá —identificado con la tribu de Judá y los ancestros de David (el de Goliat)— y que fue retomado en el Nuevo Testamento para designar al flamante mesías.
Es por todo esto que no es de extrañar que en lo más profundo de las redes sociales y los foros donde confluye la joven derecha más recalcitrante haya nacido un demoníaco enemigo a vencer por una figura leonina que, ante los ojos de sus seguidores, se vuelve cada día más crística.
El concepto “Larreta Moloch” llegó para atribuirle una carga telúrica al Jefe de Gobierno porteño donde se lo acusa tanto de sacrificar niños a Moloch como de ser él mismo una encarnación de este dios maldito, o “el Siniestro”, como lo bautizó el propio Milei este lunes luego del anuncio del desdoblamiento de las elecciones en Capital Federal.
Un poco esta narrativa podría emparentarse con la propuesta por los seguidores de QAnon, donde Donald Trump era visto como un mesías que venía a salvar al pueblo estadounidense de una conspiración pedófila del estado profundo orquestada por los principales referentes del Partido Demócrata; conspiración que en muchos puntos se vuelve abiertamente antisemita como devenir histórico del infame Protocolo de Sion. Casualmente, hoy en día y desde la oposición, esta misma gente utiliza el mote de Moloch para referirse al actual presidente Joe Biden, si bien los libertarios locales aseguran que la utilización política del término se acuñó en nuestras tierras.
A riesgo de entrar en un bucle que lleva inevitablemente de la risa incontrolable a una profunda deriva existencial, recomiendo mucho ingresar “Larreta Moloch” en el buscador de Twitter para enfrentarse a un festín de memes e insultos de lo más variados. Los resultados son hilarantes y perturbadores en partes iguales, eso lo puedo asegurar.
Lejos de toda narrativa y más cerca de la realpolitik, a pesar de declararse eminentemente católico Milei ha acercado posiciones con referentes (mal llamados) evangélicos en pos de su armado nacional, como el caso de la entrerriana Miriam Müller. En un plano más personal, tampoco podemos dejar de mencionar que ha dicho confiar ciegamente en las percepciones extrasensoriales y consejos que su hermana Karina obtiene de sus consultas con el tarot. Además, ha expresado interés por la religión judía, específicamente por el estudio de la Cabalá, a pesar de haber sido repudiado públicamente por la DAIA luego de utilizar la historia del pueblo judío para construir alguna desafortunada analogía política.
Para cerrar, y volviendo un poco al concepto “Larreta Moloch”, lo potencialmente peligroso de todo este trajín es que siempre existen quienes manipulan este tipo de narrativas para torcerlas según su conveniencia o esquema de creencias, con o sin intención de hacerlo; o sea, recordemos cómo terminó Pizzagate. Hay quienes, incluso, parecen considerar que Horacio Rodríguez Larreta es la verdadera encarnación del Maligno en la Tierra. Por más que su ethos reptiliano no ayude refutar esta teoría —y que su identidad política no nos caiga ni remotamente en gracia—, no es descartable la posibilidad de que alguien tome acciones drásticas en base a esta tendencia, como ha sucedido trágicamente con otras líneas narrativas.
Por ahora es sólo otro delirio memético virtual colectivo, mañana quién sabe.
Agenda
14/4 - 20hs: Diosque presenta Rampa de luz (Música)
@ Casa Babylon (Bv. Las Heras 48, Córdoba). Entrada: $1300.14/4 - 20.30hs: Las viejas: una comedia argentina (Teatro)
@ Teatro Municipal La Comedia (Mitre 958, Rosario, Santa Fe). Entrada: $1200.14/4 - 21hs: Lichi Solo Tour (Música)
@ Ciudad de Gatos (C17 1846, La Plata). Entrada: $1800.15/4 - 16.30hs: Decision Before Dawn (1951) de Anatole Litvak (Cine)
@ Sala Lugones (Av. Corrientes 1530, CABA). Entrada: $900.15/4 - 18.30hs: La Gamelia Vol. 2 (Fiesta)
@ Club Sol De América (San Vicente, Misiones). Entrada: $2500.
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Santiago 👽
Santiago Martínez Cartier nació en Buenos Aires en 1992. Se define como escritor de ciencia ficción. Lleva seis novelas publicadas desde el 2014 hasta la actualidad. Forma parte de Criolla Editorial. Colaboró como redactor en diversos sitios especializados en cine y literatura, como Hacerse la crítica, House Cinema y El Teatro de las Voces Imaginarias, entre otros. Produjo el audiolibro El quinto peronismo en formato radioteatro, adaptación de su novela homónima. Organizó eventos culturales y programó y presentó ciclos de cine. Palermo Dead (2021), una sucesión de relatos de terror que transcurren en un edificio maldito construido sobre el Cementerio de la Chacarita, es su último libro.